Venia estudiando Cantar de los cantares, y en cada uno de sus capítulos encontramos tantas enseñanzas que nos hablan del amor del Novio Jesús hacia su novia ¡Hermoso!
Hasta que llegue al capítulo siete, comencé a pedir dirección al Espíritu Santo, estaba esperando su enseñanza hasta que llegó y esto fue claramente lo que recibí de Él en mi espíritu: "Intimidad con Dios", es lo que Dios anhela, que tengamos ese tiempo especial con Él donde no haya interrupciones, ni estemos pendientes de nada sólo de entrar a su presencia, en ayuno, en gran clamor rindiéndonos totalmente a Él, poniéndonos en sus manos para ser examinados y redar-guidos de todos nuestros pecados y podamos confesarlos en genuino arrepentimiento y ser así transformados, moldeados a su imagen y semejanza, y podamos decir como dice en el versículo 10:
¡Yo soy de mi amado,
Y conmigo tiene su contentamiento!
Cantar de los Cantares
(Capítulo 7)
1 ¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias,
Oh hija de príncipe!
Los contornos de tus muslos
son como joyas,
Obra de mano
de excelente maestro.
2 Tu ombligo como una taza redonda
Que no le falta bebida.
Tu vientre como montón de trigo
Cercado de lirios.
3 Tus dos pechos, como gemelos de gacela.
4 Tu cuello, como torre de marfil;
Tus ojos, como los estanques de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim;
Tu nariz, como la torre del Líbano,
Que mira hacia Damasco.
5 Tu cabeza encima de ti,
como el Carmelo;
Y el cabello de tu cabeza, como la púrpura del rey
Suspendida en los corredores.
6 ¡Qué hermosa eres,
y cuán suave,
Oh amor deleitoso!
7 Tu estatura es semejante
a la palmera,
Y tus pechos a los racimos.
8 Yo dije: Subiré a la palmera,
Asiré sus ramas.
Deja que tus pechos
sean como racimos de vid,
Y el olor de tu boca
como de manzanas,
9 Y tu paladar como el buen vino,
Que se entra a mi amado suavemente,
Y hace hablar los labios de los viejos.
10 Yo soy de mi amado,
Y conmigo tiene su contentamiento.
11 Ven, oh amado mío,
salgamos al campo,
Moremos en las aldeas.
12 Levantémonos de mañana
a las viñas;
Veamos si brotan las vides,
si están en cierne,
Si han florecido los granados;
Allí te daré mis amores.
13 Las mandrágoras han dado olor,
Y a nuestras puertas
hay toda suerte de dulces frutas,
Nuevas y añejas, que para ti, oh amado mío, he guardado.
Libro Cantar de los cantares para la gloria y alabanza de Dios, revelada a su iglesia a través del maravilloso Espíritu Santo
Capítulo 7:1-13 Reina-Valera 1960
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