Mensaje de Jesús, para andar en Santidad y unidad para subir en el rapto
El día 07 de enero del 2011, alrededor de las ocho de la noche, la niña MAHBEL NEWSON de diez años, fue llevada al cielo y al infierno para recibir un mensaje de Dios, retornando alrededor de las cinco de la tarde, encontrando a sus padres sobrenaturalmente dormidos aún, este es el relato que ella le dio a su madre:Mami, anoche, cuando me fui acostar, vino un
ángel alto con muchas luces brillantes, me daban escalofríos verlo a los ojos.
–¿Qué?- dijo su madre.
La niña Mhabel continúo contándole:
- Me hacía daño verlo porque brillaba mucho y me hizo señas con el dedo para que no hablara, luego me cargó como un bebé y me sacó por el techo de la casa y me llevó al Cielo. Cuando llegamos, el Señor Jesús me recibió y cuando lo vi caí a sus pies y lo adoré.
Luego dos ángeles me vistieron con una túnica larga blanca. Mi pelo se volvió negro y largo. Me pusieron una corona de oro y unas sandalias
Y luego el Señor me dijo:
-¿Sabes porque tu estas aquí?
-No Señor.
-Te mandé a buscar para que lleves este testimonio a todo el mundo porque voy muy pronto. Todo lo que veas y escuches tienes que decirlo.
Cuando estaba en el Cielo, me solté de la mano del Señor y corrí y el Señor me dijo: -Ven a ver lo que tengo preparado para ustedes:
Vi unos edificios bien altos, en oro, pero como transparentes.
Cada edificio con jardines y con flores ¡Hermosas! de muchos colores.
Ellas alababan al Señor y cantaban suavemente: "Aleluyaaaa, Aleluyaaaa,
Aleluyaaaa", pero en coro. Una
parte canta "aleluya"
y la otra decían "amén".
La grama en
donde estaban las flores oran dándole gracias
al Señor. También las flores se mueven como bailando según van cantando
y la grama se retorcía de una forma hermosa.
Los edificios están en una fila que no tiene final
y están decorados con muchas
piedras brillantes y hermosas.
En medio de
ellos hay una calle de oro
brillante, pero en los
edificios no vive nadie, no había gente. El Señor me dijo:
-Hijita, el día que yo vaya a buscar a mi pueblo,
aquí es donde van a vivir todos los salvos. Todo está listo, pero estoy dando la última oportunidad para
que nadie se pierda y vengan a vivir todos aquí.
En cada
edificio había un nombre escrito. Todo estaba en secciones.
Luego Él me
llevo a otro lugar en donde había muchos
bebés con túnicas largas y blancas.
El Señor me dijo: “Esos son los bebés que las mujeres no los
quieren aquí en la tierra (Los que los abortan).”
En esa sección hay ángeles especiales
para cuidarlos.
También hay una
escuela donde los ángeles les dan
clase a los niños más grandes de la Palabra de Dios, y les
enseñan como adorarlo.
El Señor me dijo que esos son ángeles profesores. En cada una de sus manos cada uno de ellos tenía un libro de oro que decía: Santa Palabra de Dios. Parecía una Biblia y los niños también tenían un cuaderno en sus manos de oro y una pluma de oro.
Había una sección de ángeles que tocaban instrumentos musicales. Los instrumentos son bien grandes. Había otros que cantaban en coro:
¡Santo, Santo, Santo es el Señor!
Yo le dije al Señor:
-Señor esa canción la cantan en la Tierra también.
-Si hijita mía, cuando ustedes cantan una canción de adoración es porque ya aquí se ha cantado primero.
También me llevo a un río que parecía una playa porque era muy grande. No le vi el final, era maravillosa. Su arena era de diamantes y salía un brillo precioso. Su agua era muy cristalina; las piedras que tenía eran de oro y sus caracoles con muchos pececitos de muchos colores. En toda la orilla había ángeles que parecía que estaban cuidando el río y el Señor me dijo:
-Ve y toma del agua... y todo el que tenga sed venga y tome de esta agua.
Luego el Señor me llevó a una sección que estaba llena de personas que estaban todas vestidas de blanco. Estaban como orando o adorando a Dios. Solo las vi por fuera porque no podía acercarme a ellas. El Señor me dijo que solo podía verlas de lejos.
Después fuimos a otra sección donde había adoración y cantaban. No entendía lo que cantaban porque era otro idioma. Vi personas en todos los alrededores en adoración, con coronas de oro en sus cabezas. Salía una luz más fuerte que la que salía del Señor Jesús y vi que había un hombre sentado en una silla de oro, una silla muy grande y solo pude ver sus manos y sus pies. Su luz era muy fuerte, ¡tan brillante...! Vi una parte de su pelo, era largo y blanco y más abajo del hombro muy brilloso. El hombre era más alto que los ángeles, aun sentado era más alto, y ahí le estaban adorando. Quería entrar pero Jesús me dijo que solo podía ver de lejos, porque yo no podía entrar ahí, que el que estaba sentado era nuestro Padre.
En otra sección, el Señor me llevó a un lugar donde había muchos ángeles escribiendo en un libro. Era un libro muy pero muy grande y de oro, más grande que una casa grandotota y la mesa donde estaba el libro era muy grande también. Había una sección solo para eso. En el libro decía El Libro De La Vida, y el Señor me dijo que ahí se va escribiendo todo lo que nosotros hacemos, los que son salvos. Los ángeles son los que escriben todo, pero me dijo que cuando alguien se arrepiente Él mismo (Jesucristo) es quien escribe su nombre en El Libro De La Vida con tinta de oro.
También había otra sección con una mesa bien grande, y un libro bien grande. El Señor me dijo que ahí están los nombres de los perdidos. Había muchos ángeles escribiendo, pero ese libro no era de oro, estaba por fuera en color blanco, pero por dentro estaba negro.
El Señor me llevó a otra sección donde había muchas sillas de oro cada una con un nombre y en sus asientos una corona de oro con muchas piedras preciosas. El Señor dijo que todo eso es nuestro. Luego me llevó a otra sección donde había muchos árboles con frutas y unos jardines hermosos. También me llevó donde se reunían muchos ángeles y muchísimos niños. Hablé con uno de los niños y le pregunté, porque todos los demás niños hablaban en otros idiomas, pero conmigo hablaba en mi propio idioma:
-¿Cómo es que tú hablas mi idioma? –el respondió-.
-Mis profesores los ángeles nos enseñan a hablar todos los idiomas.
-¿Quién es tu padre? Y me señaló al Señor.
Después jugamos todos con el Señor Jesús, y todos los niños jugábamos a las escondidas. Jesús nos escondía detrás de los edificios y detrás de las flores; y los ángeles salían a buscarnos. El Señor y todos nos reíamos. Luego jugamos al tocadito y cuando tocábamos a los ángeles ellos volaban y nosotros nos reíamos. Era algo hermoso. En el Cielo el Señor reía mucho, no era como en el infierno, que Él lloraba.
En el Cielo todos eran jóvenes y hermosos.
Vi también una fila de ángeles y el Señor me dijo que esos son ángeles mensajeros que traen los mensajes a su pueblo. Había uno adelante y el Señor me dijo:
-Mira, ese es el ángel Gabriel.
Gabriel tenía el pelo por la oreja, él es rubio, alto y hermoso, aunque todos los ángeles se parecen mucho. El ángel que me sacó de mi habitación también es hermoso y muy brillante.
También vi a Jonás, él me dijo: -Bienvenida al Reino de los cielos.
Luego el Señor me hizo muchas preguntas. Yo las contestaba pero yo no le preguntaba porque ante El no hay mucho que preguntarle. Él me preguntó:
-¿Te gusta esto de aquí?
-¡Si Señor!
-Todo esto es de ustedes, tienes que decir todo lo que has visto y has oído; y decirle a la gente que se santifique porque yo voy muy pronto.
Luego me llevó a otra sección. Ahí habían muchos pero que muchos ángeles y el Señor me dijo que ellos están esperando una señal para tocar la última trompeta. En una pantalla me mostró lo que pasaría cuando se toque la última trompeta. Vi como el cielo se abrió y el Señor vino y se quedó en el aire, y los ángeles vinieron a buscar a su gente. Luego vi cómo la gente en la tierra corría gritando. Vi cuando comenzó a llover fuego del cielo; y la tierra se abría y se tragaba a la gente. Los carros chocaban y la gente gritaba y corrían a los montes. Le pedían ayuda a Dios, pero Él ya había venido.
Seguí viendo como la gente corría y se quemaban, también vi mucha gente de mi familia y yo lloraba mucho y le pedí al Señor;
-¡Por favor, no destruyas al mundo, dale una oportunidad a mi familia!
-Te prometo que yo los voy a llamar y que ellos van a escuchar mi voz, aunque no todos.
-Ahora hijita mía tienes que volver a la Tierra y dar este testimonio a todo el mundo, y diles que es el la última oportunidad que yo les estoy dando, porque voy muy pronto y cuando se toque la trompeta viene el fin.
Lloré mucho por lo que Él me había mostrado sobre el fin de este mundo y le rogué al Señor que no me mandara para acá, porque me quería quedar con Él. ¡Era tan hermoso todo! pero Él me dijo: -No puedes quedarte, tienes que ir a dar este testimonio, pero no te pongas triste porque muy pronto yo iré por mi pueblo y ya te puedes quedar para siempre aquí.
También el Señor llevó a conocer el infierno a la niña Mhabel Newson y allí le fue mostrando, diferentes secciones según el pecado que cometían en la tierra. Asimismo se le mostró dos de estas áreas donde se encontraban personas que decían ser cristianos:
La sección de los que decían ser cristianos pero no se santificaron: Allí me enseño a los que decían que eran cristianos, pero no practicaban la verdad, me enseñó la vida de ellos, en la iglesia adoraban a Dios, pero bebían y bailaban no se santificaron. (Sin santidad nadie verá al Señor: HEB. 12:14. “Procurad la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor”
La sección de los que abandonaron al Señor Jesús: También los cristianos que se alejaron de Dios, y que no hablaron de la palabra, su boca estaba llena de cucarachas, gusanos y bichos, y gritaban más fuerte que los otros, y le decían al Señor, ¡Señor porque me enviaste aquí, si yo predicaba tu palabra, también una mujer le dijo: ¡Señor porque me enviaste aquí si yo era evangélica, y el Señor llorando le dijo: Yo no envió a nadie aquí, ustedes fueron los que decidieron venir aquí, ahora es tarde, tanto que yo espere que me entregaran su alma y su corazón y no lo hicieron.
El camino del Señor no es un juego, Dios no puede ser burlado, pues todo lo que el hombre sembrare eso también cosechara. El Señor JESÚS está demandando, arrepentimiento y conversión sincera, una vida entregada a él, consagrada en espíritu, alma y cuerpo. Dios les bendiga.